En EEUU ya son legales. ¿Cuánto tardará en extenderse por Europa?
La impresión 3D ha llegado para quedarse y es capaz de imprimir armas de todo tipo, incluidos fusiles de asalto. No existe registro ni control; cualquiera podrá fabricar un arma en su casa. Se trata de un nuevo desafío para la seguridad ciudadana.
Hoy en día, todo puede imprimirse. ¿Te gustaría llevar unos pendientes diseñados por ti mismo/a? No hay problema, introduce el dibujo en el ordenador y dale clic para enviarlo a tu impresora 3D. ¿Trabajas en un Hospital y te llega un paciente grave que requiere de una prótesis inmediata? Tranquilo, la impresora 3D del Hospital te la facilitará en menos de una hora, sin tener que esperar un mes a que te la envíen. ¿Sueñas con la casa ideal? Ya hay constructoras que adaptan tus ideas fabricando los materiales de construcción sobre la marcha para que tengas la casa de tus sueños de un día para el otro. Como vemos la tecnología de impresión 3D ha llegado para quedarse e irá a más.
Dentro de tan solo seis o siete años moverá un contante de más de un cuarto de billón de dólares USA pues podrá elaborar todo tipo de artículos. Mas como toda sofisticación, tiene su lado positivo pero también su parte oscura ya que los criminales podrán imprimir las armas que necesiten. El mercado del tráfico de armas tendrá que readaptarse a esta circunstancia.
Lo peor es que cualquiera podrá tener un arma que sea réplica exacta de otra de alguna marca conocida sin vulnerar la Ley, ni siquiera la de propiedad intelectual siempre y cuando no la comercialice o exhiba públicamente, al menos en Estados Unidos. Pero los delincuentes y criminales lo que quieren es disponer de ellas, no venderlas, así que se nos presenta un serio problema pues los agentes de Policía deberán tener en cuenta que, en un registro domiciliario, el contrabandista o asesino tras el que vayan pudieran tener armas fabricadas por sí mismo con una impresora 3D.
La clave será en rastrear Internet, especialmente en la dark web, para buscar a quiénes comercialicen con los planos de las armas para su posterior fabricación doméstica y en conseguir la colaboración de las empresas que acaben fabricando los productos originales mediante esta tecnología para reducir costes. También se requerirá la cooperación de las compañías que fabriquen impresoras 3D para que faciliten datos de los clientes (con las debidas garantías legales, claro está).
El riesgo es potencial
No hablamos ni de ciencia ficción ni de algo improbable puesto que ya se ha dado el caso: en Gran Bretaña, hace tan solo tres meses, un chico joven fue detenido por posesión de armas de fuego que había imprimido en su casa.
En 2018 la empresa Defense Distributed publicaba diseños e instrucciones de montaje de armas de fuego para su fabricación en 3D, pero un juez lo impidió al considerar que vulneraba la Ley; dicha prohibición duró poco. El mandato judicial fue recurrido en base a la famosa Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, por lo que al final se autorizaron dichas armas. Los abogados de la empresa incluso echaron mano de la Primera Enmienda que aboga por la libertad de expresión y reunión.
A pesar de la extendida creencia de que en Estados Unidos se pueden adquirir todo tipo de armas sin problemas, lo cierto es que han de estar debidamente registradas y, como comprenderemos, las fabricadas en casa no lo están siendo un riesgo muy preocupante. Si la cifra de muertes por armas de fuego casi llega a 40.000 personas en Estados Unidos durante 2018, un dato escalofriante, imaginemos si se populariza o extiende la fabricación de armas 3D. De hecho, ya está sucediendo: en 2018 se descargaron de Internet más de 100.000 manuales para imprimir armas 3D solo en Estados Unidos, desde que se legalizaron ese mismo año este tipo de armas. Se entiende que una vez impresas, debieran registrarse, pero nada impide que a través de mensajería instantánea se compartan archivos con dichos manuales sin que pasen por registro ninguno. Además, ¿cómo saber quién las ha fabricado? La Policía no irá casa por casa para comprobarlo, de ahí lo que decía de recabar la cooperación de las empresas relacionadas (diseñadores de planos, fabricantes de las impresoras…). Urge hacerlo pues de lo contrario los Hospitales se saturarán en Países como EEUU, donde ya en la actualidad ingresan más de 67.000 personas todos los años por heridas de bala.
Se puede imprimir incluso un fusil AR-15 pero lo más popular, de momento, es la pistola “Liberator”, que sin ser precisa sí es efectiva
Además, aunque estuvieran diseñadas para disparar una sola vez, resulta suficiente para matar a una persona. Sin embargo, los diseños actuales permiten que las piezas se reciclen con un bajo coste.
En España, con una legislación muy restrictiva para el uso de armas, se castiga incluso la posesión de las imitaciones si éstas pudieran dar lugar a confusión por lo que las armas fabricadas con impresoras 3D, aunque no funcionen, sino que se elaboren como copias, si se exhiben sin la debida autorización pudiera ser castigado por la Ley. En lo que al resto de la Unión Europea se refiere, el Parlamento Europeo dictó una resolución en 2018 para extremar la vigilancia en torno a la impresión de artículos que pudieran vulnerar la seguridad ciudadana. Alarmados por el riesgo, Países como Gran Bretaña o Australia sí han legislado claramente en contra de la fabricación de armas con impresoras 3D.
Los adolescentes y veinteañeros suelen manejar la informática mejor que los adultos de más de treinta años de edad. Tengamos en cuenta que, para los más jóvenes, Internet forma parte de sus vidas; son la generación digital. Mientras que los más adultos han tenido que aprender a usarlo ya que no era habitual en su juventud. Motivo por el que preocupa y mucho en Estados Unidos y otros Países ante la posibilidad de que un adolescente con problemas emocionales, acosado por el bullying o simplemente que sea agresivo recurra a un arma impresa por 3D para llevar a cabo una matanza de las que se han dado no pocas en Norteamérica.
El otro gran problema desde el punto de vista de la seguridad es que pudieran fabricarse en plástico con lo que no las detectarían los sensores de metales de aeropuertos, estaciones de transporte de personas, organismos públicos y demás instalaciones dotadas de dichos detectores. Así que, igual que ya se hace con los fabricantes y vendedores de sustancias que mezcladas pudieran usarse para fabricar bombas caseras, lo mismo deberá hacerse con los fabricantes y comercializadores de materiales que puedan ser usados para fabricar armas mediante impresoras 3D: observar si las ventas son abultadas levantando sospechas o si son de poco volumen o si el mismo cliente realiza pequeñas compras en fechas próximas en distintos lugares. Estas maniobras pudieran realizarse para despistar a los investigadores por lo que éstos deberán hilar fino.
Los Cuerpos de Seguridad deberán recabar información de los diseñadores de software utilizado para imprimir armas o cualquier otro producto susceptible de ser usado contra seres humanos. Por ejemplo, se podrá fabricar un vehículo que sea utilizado para actividades ilícitas que al carecer de número de bastidor no pueda ser rastreado ni cotejado en bases policiales.
Referencia: Propuesta de resolución 2017/2007(INI), de 26 de junio de 2018, del Parlamento Europeo “Impresión tridimensional, un reto en el ámbito de los derechos de propiedad intelectual y de la responsabilidad civil”
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