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Atentados en Cataluña de 2017 (I)

Actualizado: 17 sept 2023

El 17 de agosto de 2017 el terrorismo sacudió a Cataluña de modo atroz; el juicio celebrado en 2021 genera nuevos interrogantes

Mapa de Cataluña señalando los atentados de 2017
Lugares donde se produjeron los atentados

16 de agosto de 2017, 23:30 horas; una gran explosión aterroriza a los vecinos de la urbanización Montecarlo, en la localidad de Alcanar. Es una zona muy tranquila, por lo que no intuyen que el estallido pueda deberse a la manipulación de bombas caseras.



Los preparativos del ataque yihadista en Cataluña


Los propietarios del chalet siniestrado son ciudadanos franceses que no lo habitan desde hacía tiempo, por lo que los terroristas lo escogen tras comprobar que en efecto no solo está vacío, sino que no se contempla que los dueños aparezcan por esas fechas.


Evidentemente, debieron realizar un trabajo de investigación previo, pues teniendo en cuenta lo que se proponían no podían arriesgarse a ser sorprendidos en cualquier momento por los propietarios de la vivienda. Así que se cercioraron de que la casa estaría deshabitada en esos días.


Es una urbanización en condiciones precarias, con calles sin asfaltar, sin apenas alcantarillado ni suficiente iluminación por lo que los dueños de los chalets los tienen como inversión.


Algunos los alquilan a turistas por el verano, pero muchas viviendas permanecen deshabitadas, algunas de las cuales acaban siendo ocupadas de forma ilegal (cuando se produce la explosión, hay cinco casas ocupadas, siendo una de ellas la que los terroristas escogieron para manipular las bombas).


La célula terrorista ya tenía un lugar donde fabricar sus mortales artefactos explosivos con los que pretendían sembrar el pánico en alguna ciudad europea. Barajaron varias opciones: París, Barcelona o alguna otra localidad costera del Mediterráneo español. Se supo por la investigación posterior tanto ese detalle como que su objetivo era algún lugar muy concurrido. La Policía catalana señaló el partido de fútbol entre el Barcelona F.C. y el Betis, que se iba a celebrar días después como el objetivo más probable.


Finalmente atentarían en Barcelona y el municipio de Cambrils, en la Provincia de Tarragona, con el saldo de 16 muertes y decenas de heridos. Pero no usaron las bombas que fabricaron en Alcanar ya que el chalet que habían ocupado saltó por los aires, al explosionar esos artefactos caseros erróneamente manipulados, afectando la deflagración a media docena de casas próximas; tal fue la magnitud de la explosión (varios de los terroristas mueren en el interior del chalet siniestrado, incluido su líder).



Los atentados en Las Ramblas y Cambrils


Es el mes de agosto y Barcelona recibe a multitud de visitantes que admiran sus rincones pintorescos e históricos siendo las Ramblas una de las visitas preferidas para cualquier turista. La hora es idónea: en torno a las cinco de la tarde, con las terrazas repletas de personas. Muchas andan por las calles entrando y saliendo de los numerosos establecimientos comerciales.


Un miembro de la célula terrorista conduce una furgoneta alquilada el día antes; se trata de Younes Abouyaaqoub que, con evidente sangre fría y maldad absoluta, se introduce por la parte central del paseo, que es peatonal, arremetiendo contra todo el que ve delante haciendo eses con la furgoneta para abarcar a más posibles víctimas.


Una vez llega al final del paseo, el criminal baja con total tranquilidad y se dirige a pie a la zona universitaria donde halla a Pau Pérez junto a su vehículo, al que apuñala causándole heridas mortales llevándose su coche, con Pau en su interior herido de muerte y logrando el asesino huir de Barcelona.


Younes ha dejado atrás a decenas de personas muertas o heridas, incluida la niña Elisabet Carig que con el pánico desatado perdió a su madre, siendo arrollada por la furgoneta sin contemplaciones de ningún tipo. O Xavi, otro niño que igualmente perdió su vida junto a su tío, Francisco López, a los que sorprendió el terrorista, como a los demás viandantes.


306 personas presentaron expedientes al Ministerio del Interior de España por secuelas físicas y psicológicas de las que solo se han reconocido a 68 a quiénes han subvencionado ayudas por valor de 9,3 millones de euros (no olvidemos que en la urbanización Montecarlo, donde explotó la casa ocupada por los terroristas, se produjeron múltiples daños materiales en varias casas cercanas e incluso hubo dos heridos). La Unidad de Atención y Valoración a los Afectados por Terrorismo (UAVAT), creada tras los atentados, atendió a casi un centenar de personas.


El Ministerio del Interior reconoció a los medios que aún quedaban muchas personas por valorar sus heridas físicas en 2018, un año después, lo que era difícilmente comprensible por las víctimas. No entendían la lentitud administrativa ante algo tan devastador para los afectados. Como tampoco entendieron varios familiares que transcurrieran hasta cuatro días hasta que pudieron ver el cadáver de su pariente, como sucedió con Pau Pérez, el joven asesinado por Younes tras el ataque en las Ramblas.


En el juicio celebrado en 2021, dos asociaciones de víctimas del terrorismo y numerosas acusaciones particulares se presentaron contra los tres acusados que tuvieron relación con la célula terrorista.


Los compinches de Younes se dirigieron a Cambrils donde pretendían repetir la acción de su colega en el paseo marítimo de la localidad; se trataba de Moussa Oukabir, Said Aallaa, Mohamed Hichamy, Omar Hichamy y El Houssaine Abouyaaqoub.


Salieron del vehículo en el que circulaban tras haber atropellado a Alicia Suárez, que junto con su familia regresaban de una heladería próxima.


No contentos con el atropello, bajaron del vehículo y atacaron con cuchillos y un hacha a cuantos encontraban a su paso, siendo la primera víctima la hermana de Alicia, Ana Suárez, quien murió después en el Hospital.


Los agentes de policía, alertados por lo que había sucedido en Barcelona tan solo unas horas antes, llegaron enseguida al paseo marítimo abatiendo a los terroristas, que portaban lo que parecían a simple vista chalecos explosivos, que después se comprobaría eran falsos.


Este último detalle no termina de comprenderse, salvo desde la óptica desquiciada de un asesino en serie: ¿querían los miembros de la célula suicidarse a sabiendas de que en el momento en que los agentes les vieran los chalecos les dispararían? O tal vez pretendían asustar a la Policía amenazando con detonar dichos chalecos si no les dejaban huir. De ser así hubieran supuesto una especie de “seguro de vida”, artificio que evidentemente no funcionó, puesto que serían abatidos de inmediato, en previsión de que cometieran una segunda matanza como ya había hecho Younes en Barcelona, el cual seguía en paradero desconocido, y así continuó durante otros tres días más.

Pañuelo rojo yihadista

Una vez se produjo el ataque en Las Ramblas, los miembros de la célula que marcharon a Cambrils quemaron sus pasaportes en una casa abandonada en el municipio de Riudecanyes (Provincia de Tarragona), colocándose tres de ellos pañuelos rojos como señal de que estaban dispuestos a morir en combate – Moussa Oukabir, El Houssaaine Abouyaaquob y Said Aalla –; se ignora por qué los otros dos no se los pusieron – Mohamed Hichamy y Omar Hichamy –.


Lo del pañuelo rojo es en alusión al guerrero compañero de Mahoma, Abu Dujana, a quién se conocía en tiempos del Profeta como «el guerrero del pañuelo rojo», ya que siempre se lo ponía antes de entrar en combate.


Finalmente, en la localidad de Subirats, en la Provincia de Barcelona, sería detectado y abatido Younes, quién había deambulado por varias localidades sobreviviendo de lo que hallaba en los cubos de basura y escondiéndose al paso de las patrullas policiales que le buscaban. Con él, la mal llamada célula de Ripoll había sido desmantelada.


Para facilitar el tratamiento posterior de la información o noticia, se tiende a identificar las células terroristas con los municipios donde residían sus componentes; por ejemplo, la célula de Hamburgo con respecto al macroatentado del 11-S o la célula de Leganés, respecto al 11-M, en 2004. Es una mala praxis, porque no debe asociarse a esas ciudades con dichos asesinos.



Preparación de los ataques


Se ha señalado como líder al que ejerció como imam de un oratorio de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, quien murió en Alcanar, con motivo de la explosión del chalet, junto a Yousseff Aalla.


Según ha trascendido a los medios, del sumario del caso, los terroristas se hicieron fotografías junto a edificios muy conocidos que pudieron haber sido barajados como posibles objetivos, tales como la Sagrada Familia, uno de los monumentos más visitados del Mundo, pudiendo haber pensado también en el Camp Nou, el estadio de fútbol del Barcelona F.C., con capacidad para casi 100.000 espectadores. Igualmente se harían fotos en otras ciudades de España y Francia junto a instalaciones o edificios conocidos.


Gracias a la pormenorizada inspección de los restos del chalet siniestrado en Alcanar, donde prepararon sus fallidas bombas, se supo que buscaron en Internet discotecas y eventos festivos en el litoral mediterráneo, concretamente en las ciudades de Barcelona, Sitges, Lloret de Mar, en la Provincia de Gerona o Benicassim, en la Comunidad Valenciana.


Llamó la atención de los investigadores las búsquedas de locales gays, creyendo que se planteasen atentar contra alguno de ellos, como hizo otro yihadista en la ciudad de Orlando (Estado de Florida), Omar Siddique Mateen, quién abrió fuego indiscriminadamente en una conocida discoteca frecuentada por homosexuales, matando a 50 personas e hiriendo a otras 53, tan solo un año antes de los atentados de Cataluña.


En el chalet de Alcanar se encontró un ejemplar de un libro de Ahmad Ibn Taymiyah, quién vivió en Egipto en el siglo XIII, siendo uno de los principales inspiradores del salafismo actual. Si ya de por sí es extremista su doctrina, los grupos yihadistas lo han reinterpretado a su antojo.

Los terroristas pretendían atentar contra la Sagrada Familia

La bomba (o bombas) que prepararon en el chalet de Alcanar, es la conocida como “Madre de Satán”, o peróxido de acetona (TATP) a la que pretendían dotar de mayor potencia utilizando decenas de bombonas de butano (las compraban en diferentes gasolineras, para no llamar la atención, o por Internet, aunque se sospecha que pudiera haberles facilitado algunas un butanero conocido de ellos) junto a otros componentes de cuya adquisición se ocuparon Mohamed Hichamy y Youssef Aalla: acetona, agua oxigenada, bridas y clavos.


Adquirieron 500 litros de acetona y 340 de agua oxigenada sin llamar la atención; fabricaron 100 kgs. de TAPT

También se hicieron con pulsadores para la activación del mecanismo de iniciación de la explosión, bicarbonato, bridas y fundas de almohada que usaron para cubrir los explosivos y en las que dibujaron el anagrama del ISIS.


Algunos de los componentes de los artefactos los sustrajeron de su lugar de trabajo ya que Younes Abouyaaqoub y Mohamed Hichamy habían comenzado a trabajar, poco antes de los atentados, en una empresa metalúrgica (Moussa Oukabir y Said Aalla estudiaban la formación profesional). Hichamy cobraba en torno a 2.000 € al mes y varios residían en vivendas de protección oficial.


Por lo tanto, salvo tres que contaban con antecedentes penales, el resto no levantaban sospechas porque vivían cómodamente gracias al Estado de bienestar español que favorece no solo a sus nacionales sino también a los inmigrantes que acrediten medios laborales para subsistir, como sucede en tantos otros Países del Mundo. Aún así, estos individuos decidieron atentar contra una sociedad que les había acogido y les trataba con las mismas garantías que al resto de ciudadanos.


En el vídeo que se hizo público y que grabó Mohamed Houli Chemlal (el único superviviente de Alcanar acusado en el juicio de 2021), mientras preparaban las bombas en el chalet de Alcanar, lanzaban amenazas en general mientras reían (contra los Mossos d'Esquadra en particular).Youssef Aalla decía en el vídeo: "Este es el veneno que vamos a poner para los enemigos de Alá, para que lo saboreen".


La preparación de los atentados se hizo con extrema frialdad, celebrando entre ellos lo barato que les salía causar el daño que tenían pensado hacer, pues los componentes de las bombas solo les costaron quince euros por artefacto.


Esas bombas estaban planeadas no solo para España sino también para Francia. Pero necesitaban financiación para desplazamientos, alojamientos en las ciudades donde atentaran y manutención los días que permanecieran en las mismas por lo que solicitaron créditos exprés por pequeños importes usando identificaciones falsas. Esta estrategia la copiaron de Amedy Coulibaly, quien obtuvo un crédito de 6.000 euros para financiar el atentado de París de enero de 2015 en el que asesinó a un policía y mantuvo cuatro rehenes en un supermercado hasta que fue abatido por las Fuerzas de Seguridad; con ese dinero pagaría el billete de su pareja a Oriente Medio, entregándole el resto al ISIS.


Se cree que es una forma de financiarse de quiénes tienen pensado marchar a zonas en conflicto alistándose en organizaciones yihadistas, entregando una vez en las mismas lo que les haya quedado del dinero a dichos grupos terroristas, tras financiar su desplazamiento.


Hay establecimientos que no solo no comprueban posibles identidades falsas sino que dan tarjetas de prepago telefónicas sin comprobar datos de identidad, a lo que están obligados por Ley. En el caso de la célula de Ripoll, se supo posteriormente que gracias a un par de robos, consiguieron un botín de 16.000 €. Parte de ese dinero como abono por la venta de joyas robadas que solían venderlas en Vinaroz, localidad de la Provincia de Castellón que Satty, el que fue imam y líder de la célula, conocía muy bien.


Todos los planes se vinieron abajo en el momento en que estalla el chalet donde fabricaron las bombas lo que, en un primer momento, antes de los ataques en Las Ramblas de Barcelona y Cambrils, los Mossos d’Esquadra señalaron como un posible laboratorio de drogas hasta que los agentes establecen un vínculo con los atentados del 17 de agosto.



No funcionó la comunicación institucional


Al parecer, el jefe de la célula, Abdelbaki Es Satty, ya había ejercido como imam en una mezquita belga, un año antes que en Barcelona, y los belgas sabían de su radicalismo o sospechaban del mismo. Anteriormente a su estancia en Bélgica, había estado encarcelado en una prisión española durante cuatro años por tráfico de drogas.


Según parece, Es Satty también ejerció como imam en otro oratorio de Villanueva y Geltrú (Provincia de Barcelona), donde algunos individuos han declarado a la prensa que sus discursos eran de contenido extremista (sin embargo, a nadie se le ocurrió denunciarlo entonces o al menos no hay constancia de ello).

Las Provincias por las que se movieron los miembros de la célula buscando posibles objetivos son lugares en los que había vivido el imam de Ripoll, por lo que muy probablemente fue él quien les envió a zonas que conocía bien: Barcelona, Tarragona, Gerona y Castellón. En esta última, un juez paralizó la orden de expulsión de Satty de España tras su salida de la cárcel por sus «esfuerzos para integrarse en España» y un «evidente arraigo laboral» teniendo el magistrado como referencia sus cotizaciones a la Seguridad Social durante más de seis años y medio. De ese período más de cuatro años los pasó en la cárcel.


Se da la circunstancia de que, en España, casi 12.000 presos cotizan a la Seguridad Social porque trabajan en talleres laborales en prisión pero solo pueden disponer de una cantidad limitada del dinero que cobran, pudiendo enviar el resto a quiénes hayan determinado previamente. Luego, al salir de la cárcel, tienen derecho a subsidio de desempleo o de excarcelación, unos 450 € mensuales.


Se criticó que no se colocaran obstáculos físicos que impidieran el acceso de vehículos a las zonas peatonales más transitadas de Barcelona teniendo en cuenta el nivel de la amenaza terrorista por entonces, la cual se mantiene en la actualidad.


El levantamiento parcial del secreto de sumario y las filtraciones a la prensa permitieron la reconstrucción de lo sucedido, de cara a la opinión pública.


¿Qué pasó con la urbanización Montecarlo de Alcanar?


Los vecinos afectados solicitaron a sus respectivas compañías aseguradoras que les indemnizaran por los daños como así fue y mientras se arreglaban los desperfectos, el Ministerio del Interior sufragó el realojamiento en otras viviendas. Con respecto a la parcela destruida por la explosión ha sido adquirida por los propietarios de la finca contigua.


No se ha reconocido lo sucedido en Alcanar como atentado terrorista por lo que los 27 vecinos con heridas de diversa consideración no han tenido derecho a subvenciones como víctimas del terrorismo.


Con respecto a los tres únicos acusados, la Audiencia Nacional considera que no participaron, de modo directo, en los atentados si bien se les acusa de formar parte de una organización terrorista y de colaborar en la fabricación de los explosivos.


Los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona no solo les acusa del ataque en Las Ramblas sino también de lo acaecido en Alcanar ya que no se ha permitido al Ayuntamiento de esta segunda localidad personarse como acusación en el juicio ni participar en la comisión parlamentaria de investigación de los atentados.

 
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