El ejército ruso ataca la mayor central nuclear europea. ¿Hasta dónde se disponen a llegar en su afán por conquistar Ucrania?
De haber alcanzado algún misil cualquiera de los seis reactores nucleares, habríamos entrado en la fase más peligrosa del conflicto y Europa (y Asia) se verían afectadas por la radiación descontrolada.
Ha sucedido en la región ucraniana de Zaporiyia, donde se haya la central nuclear de Energodar. Un ataque a la misma ha provocado el temor mundial de que se produjera una catástrofe como la de Chernóbil.
Los rusos culpan a los ucranianos de haber sido ellos los que han saboteado la central puesto que ya estaba en poder de las tropas rusas desde hace días. Sin embargo, algunos empleados de la central entrevistados por los medios aseguran que los directivos de las instalaciones les dijeron, tan solo un día antes del ataque, que no había problema en acudir a su puesto de trabajo puesto que seguía estando en manos ucranianas; unas horas después se produjo el ataque.
Los ucranianos denuncian que se trata de verdadero terrorismo nuclear; afortunadamente, ninguno de los reactores ha sido alcanzado.
Tan solo un edificio exterior ha sufrido un incendio, extinguido en cuanto la planta nuclear quedó bajo el mando ruso. Unos días antes tomaron también la central de Chernóbil.
Lo que desconcierta de la batalla por la conquista de Chernóbil es que la central nuclear está inactiva desde la catástrofe a mediados de los 80 y aun así las tropas rusas no dudaron en dirigirse a la zona de exclusión, con un alto nivel de radiación todavía hoy. En la misma se halla Prípiat, una ciudad fantasma que en su momento acogió a decenas de miles de personas.
¿Por qué Rusia ataca las centrales nucleares?
Resulta lógico que en una guerra se quiera cortar el suministro energético al enemigo pero no hablamos de una planta eléctrica o de gas, sino de una central atómica.
En Ucrania, la mitad de la población del País recibe electricidad procedente de centrales nucleares. La que ha sido atacada abastece a más de cuatro millones de hogares ucranianos con lo que, al verse desprovistos de ese suministro, Rusia asfixia aún más, si cabe, a la población ucraniana.
El Kremlin pretende ahogarles económicamente para que el País se desestabilice y se rinda cuanto antes.
Sin electricidad la actividad comercial y la industria, incluida la armamentística, cesan su actividad. Por otro lado, muchas familias se verán desprovistas de calefacción para combatir el frío invernal. Una ciudadanía descontenta facilita las operaciones al enemigo, porque pueden rebelarse contra su Gobierno, para que el conflicto cese y se torne a algo parecido a la normalidad. Además, la resistencia ciudadana a los invasores se debilita.
Pero se mire como se mire, es una descabellada temeridad atacar una planta nuclear, por el posible escape de radiación, la cual también afectaría a ciudades rusas. Los estrategas de Putin, o bien han perdido la cabeza o es el propio mandatario el que actúa de forma irracional, incluso desde una perspectiva militar.
La central de Zaporiyia está dotada de medios avanzados que impiden que se libere radiación facilmente. Además, no hay grafito con lo que tampoco se corre peligro de que este mineral provoque un sobrecalentamiento como sucedió en Chernóbil.
Cada reactor está protegido por una estructura de hormigón y acero reforzado tan sólido que resistiría incluso el impacto de un misil, pero no el de varios. Luego habría que destruir el propio armazón interno de cada reactor, también de un grosor y material muy resistentes.
Vemos, por lo tanto, que no es fácil destruir reactores nucleares del tipo de los que hay en Zaporiyia. Ahora bien, si el suministro eléctrico que recibe la central queda suspendido, los reactores que estuvieran funcionando en ese momento no podrían enfriarse con lo que pudiera producirse la tan temida fusión nuclear.
Nunca antes se había producido un ataque contra una central nuclear
La AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) ha condenado al Gobierno ruso considerándolo una amenaza para todo el Mundo.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advierte a toda Europa que si se deja a Putin continuar con sus ataques a las centrales nucleares pudieran pagarlo caro ya que un escape masivo de radiación afectaría a todo el continente.
El suministro de electricidad en Ucrania depende en gran medida de las centrales nucleares. Los ucranianos se enfrentan a los siguientes problemas:
Desabastecimiento de combustible, alimentos y fármacos.
Inseguridad en las calles debido a los combates en las ciudades.
Falta de suministro eléctrico.
Cada vehículo solo puede repostar un máximo de 20 litros de combustible cada vez. De hecho, las gasolineras suelen respetarse ya que son útiles también para los vehículos militares rusos en su avance. Pero es habitual que la fuerza aérea rusa bombardee las plantas de energía eléctrica para facilitar la toma de ciudades por parte de las tropas de tierra.
Del mismo modo, cortan el suministro de agua corriente provocando que la población se vea obligada a claudicar.
Los estrategas del Kremlin están desconcertados porque sobre el terreno la realidad es distinta de como planificaron, puesto que los soldados rusos están hallando una férrea defensa de las ciudades. En Moscú creyeron que sería una guerra relámpago y ya vemos que no es así.
La respuesta de Ucrania
Mientras los soldados ucranianos aguantan en sus posiciones, incluso reconquistando enclaves tomados días antes por las tropas rusas, se espera la ayuda exterior. Esa es la clave: resistir el empuje ruso hasta que los recursos lleguen desde Europa.
La UE o la OTAN no enviarán tropas ni aviones o buques de combate para evitar una confrontación directa con Rusia pero sí se han comprometido a mandar material y proveer de recursos energéticos a Ucrania.
La UE activará la ENTSO-E (European Network of Transmission System Operators for Electricity), la red de redes eléctricas de la Unión, las cuales están interconectadas, para transportar cuanto antes electricidad a Ucrania.
El previsor Gobierno ucraniano se desconectó de la red rusa (conectada también a otros Países como Bielorrusia o Moldavia) para preparar la conexión a Europa; mientras tanto se mantienen con sus propios recursos y es por lo que Rusia intenta destruir las plantas energéticas antes de que la UE comience a suministrarles electricidad.
Por otro lado, las autoridades ucranianas le han pedido de forma urgente a la Cruz Roja que establezca el dispositivo de socorro necesario para aliviar a los ciudadanos.
Los vehículos que no pueden continuar circulando por falta de combustible son quemados para que no puedan ser usados por los soldados rusos. Hasta ese punto llega la desesperación de los ciudadanos de un País que vive, sobrecogido, una pesadilla surrealista.
La reacción internacional por el ataque a la central nuclear
Si bien el Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido de urgencia, lo cierto es que esta institución está demostrando que no es efectiva en conflictos bélicos, tomando decisiones vacías, pues no son respetadas por ninguna gran potencia.
El polémico Boris Johnson, primer ministro británico, advierte de que la seguridad de toda Europa está seriamente amenazada. No es que diga nada nuevo ya que es evidente. Con respecto a ir más allá de las palabras, su gabinete se resiste: la medida que propone Ucrania es la creación de una zona de exclusión aérea sobre dicho País. Tanto Gran Bretaña como la OTAN se oponen pues supondría impedir que volaran también los cazas rusos por dicha zona, lo que les metería de lleno en guerra con Rusia.
Tal vez sea el momento de organizar una misión de "cascos azules" que protejan a las centrales nucleares y a la población de los desmanes de los soldados descontrolados.
Se han denunciado numerosas agresiones sexuales por parte de las tropas rusas hacia mujeres ucranianas (desde Moscú lo desmienten).
Esa sí sería una acción que revitalizaría el papel de la ONU en la escena internacional, siendo la misión en Ucrania la de garantizar la seguridad ciudadana con una fuerza militar que sea respetada por los dos bandos mientras éstos luchan entre ellos.
El Gobierno chino insta a los dos Países en guerra a que garanticen la seguridad de las centrales nucleares para mayor tranquilidad de todos.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha calificado de temerario el ataque a la planta nuclear, pero la Alianza Atlántica tiene un papel defensivo, no agresivo, con lo que no intervendrá en la guerra salvo que algún País miembro del Tratado sea atacado.
La línea de "no confrontación directa" es en la que se posiciona EEUU si bien el senador republicano por Carolina del Sur Lindsey Graham ha declarado a los medios que alguien debiera eliminar a Putin en Rusia. De hecho, el presidente ucraniano tuvo una reunión virtual con varios senadores de los Estados Unidos a los que pidió que medien con la Casa Blanca para que sancione de modo aún más severo a Rusia.
El Kremlin, ante la repercusión que tendrá en el tejido social ruso las numerosas sanciones que desde no pocos Países del Mundo se están tomando, advierte que dichas medidas son entendidas como una declaración de guerra de esas Naciones. Es más, Putin ha ordenado que se elabore una lista negra de los Países que están llevando a cabo "acciones no amistosas" contra la Federación de Rusia, sus empresas o ciudadanos.
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