El fenómeno de la radicalización violenta
- Antonio García
- 3 ago 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 may
Se analizan brevemente varias teorías acerca del proceso de radicalización

Voy a exponer los procesos diferentes que según varios analistas conducen a la radicalización de un individuo, realizando una recopilación de los que creo más interesantes.
Comenzaré por la selección que hizo Marta Pons Soler en su excelente trabajo “La analogía entre la radicalización islámica y una campaña de marketing exitosa”, publicado en 2016 por el Instituto Español de Estudios Estratégicos.
Índice
Entendiendo el modo de pensar del terrorista
El primero de dichos modelos que refiero es el expuesto por el doctor en Filosofía Randy Borum, de la Universidad del Sur de Florida: “Understanding the terrorist mind-set” (Entendiendo el modo de pensar del terrorista), de 2003.
El doctor Borum basa su teoría en que hay una situación no deseada para un sujeto en concreto ante lo que el grupo extremista aprovecha dicho contexto para indicarle al sujeto que desean captar que se trata de una situación injusta, que no está bien. El sujeto tiene un gran resentimiento ante ese aparente desequilibrio social.
En la siguiente etapa, se busca un ente externo como causa de la situación injusta supuesta. Poco a poco le convierten en algo “malo” hasta que se llega al punto de deshumanizarlo.
Unirse a la causa
También de 2003 es otra teoría, la de “Joining the cause” (Unirse a la causa) de Quintan Wiktorowicz, gerente de la entidad de innovación social Affinis Labs. Su modelo teórico con respecto a la radicalización comienza con una apertura cognitiva, es decir, el sujeto está dispuesto a recibir nuevas ideas o interpretaciones del mundo, normalmente asociado a una crisis de identidad.
En esta etapa, el sujeto se encuentra muy receptivo a la religión, como sucede con los que abrazan ideologías islamistas extremistas.
Esta fase corresponde, por lo tanto, con una búsqueda religiosa o existencial y viene acompañada de un apoyo a ese marco religioso. El culmen llegará con la total unión con el grupo, participando en sus actividades o eventos.
Escalera al terrorismo
Vamos ahora con el tercer modelo teórico, “The staircase to terrorism” (La escalera al terrorismo), de Fathali Moghaddam, profesor de psicología de la Universidad de Georgetown.
Presentó esta propuesta teórica en 2005: crea la metáfora de unas escaleras que el individuo debe de subir para llegar a la parte superior del edificio, que es el terrorismo.
El camino va cambiando a medida que la percepción de la persona y las decisiones que cree tener disponibles. Cuanto más cerca de la cima del edificio, más estrecha se vuelve la escalera:
El primer piso es una visión subjetiva, con privación relativa de bienes materiales. De esta manera, las personas quieren revertir esta situación y rebelarse contra el trato injusto.
En el segundo piso, la sensación de injusticia que le provoca descontento le va guiando hacia un objetivo y como solución a esta situación aparece el radicalismo.
En la tercera planta, la violencia es una herramienta más y los grupos se van encerrando más y más en sí mismos. La consecuencia más inmediata, es que las diferencias entre el resto de la sociedad y el grupo se van haciendo cada vez más notables, por lo que la ven como el enemigo.
En la cima del edificio, el sujeto tiene la intención de adherirse a un grupo terrorista y finalmente cometer el acto criminal.
Factores y niveles de radicalización
Marc Sageman, psiquiatra forense y asesor contraterrorista, publicó el artículo denominado “A strategy for fighting International Islamist Terrorists”, en Annals of the American Academy of political and social Science, en 2008. En dicho trabajo exponía que hay cuatro factores claves (la suma e interacción de los mismos dará lugar a un individuo radicalizado):
Sentido de ultraje moral
Marco común para interpretar el Mundo
Experiencia personal
Red social de movilización.
Menciono también, siguiendo con la acertada selección que hace Marta Pons, el trabajo realizado por Mitchell Silber, ex director de Inteligencia del Departamento de Policía de Nueva York y por el analista Arvin Bhatt, con el título "Radicalization in the West: The Homegrown Threat Prepared". El trabajo se llevó a cabo en 2007 y establece cuatro fases de radicalización, en el caso de los yihadistas:
Pre-radicalización: antes de iniciar cambios se fijan en individuos con una vida normal, sin antecedentes penales, con buena educación.
Autoidentificación: la incidencia de factores tanto externos como internos (aquí se vuelve a destacar la crisis de identidad como hacia Wiktorowicz); por ejemplo, cuando entran en contacto con el Islam salafista, compartiendo muchas de sus ideas.
Adoctrinamiento: acepta plenamente la ideología extremista y se autoconvence de la obligada participación en la causa, dejando a un lado los objetivos individualistas; en el caso de los yihadistas, se volcará hacia los objetivos colectivos de los musulmanes.
Yihadización: cuando dan el paso de convertirse en muyahidines.
Luego tenemos los tres niveles para el proceso de radicalización, según Javier Jordán en su artículo “Procesos de radicalización yihadista en España; análisis sociopolítico en tres niveles”, publicado en 2009, pero cuyo planteamiento es válido para la presente década:
Macro: los factores exógenos como son el entorno social, económico, político y cultural donde se encuentra el individuo. Es la base del proceso y hay dos tipos de precondiciones: las que permiten la radicalización y la impulsora del proceso.
Micro: los factores endógenos del individuo con elementos racionales, emocionales, normativos e identitarios.
Meso: relacionado con las redes sociales. En concreto las de amistad y parentesco, foros vinculados con la predicación radical, los foros yihadistas propiamente dicho, entre otros.
El autor está diplomado con el Máster sobre fenomenología terrorista de la UGR del que la Red SAFE WORLD es colaboradora.
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